Editado Por. Laura Natalia Molina (902)
En los ojos de un niño el mundo es color, trazos, formas, sonrisas y amor. Cada trazo es un viaje, un sentimiento feroz que los transporta a un nuevo universo a raíz del arte y la pasión.
En manos pequeñas, se logra plasmar un mundo de sueños que aún faltan por alcanzar, su camino creado por vivos colores y el fuego de su alma esperando por despertar. El arte los lleva a proyectar un bello futuro lleno de felicidad y fantasía
De esta manera aprenden a ver, sentir, soñar y representar lo que sus pequeños corazones anhelan por expresar, son pequeños artistas en proceso que a raíz del tacto logran asociar el mundo que aun les falta por descubrir.
Cada trazo y figura, un secreto que contar, en plastilina y colores su esencia va a plasmar. Es su forma de crecer, de expresarse y de soñar, de crear un mundo propio y su identidad forjar. El arte es compañero en su viaje hacia el saber, una semilla en sus manos que los ayuda a florecer. Así descubren el mundo, lo que sienten y no ven, y en cada dibujo y forma, su alma se deja ver.